Hace unos días le comentaba a un colega, vía correo electrónico, acerca de la ineludible marea de la desazón que por estas fechas ha inundado la costa de mi frágil mente. Y fueron sus solidarias líneas las que hicieron brotar una necesaria, y urgente pregunta, que tuvo como destino tres generosos corazones. ¿Si tú fueras yo, por qué razón seguirías dibujando y pintando?..le dije primero a Celeste. Porque soy bueno en lo que hago...me contestó. Le pregunté lo mismo a Miguel, y me dijo: porque me gusta hacerlo. Y por último, Norma, quien de dos maneras respondió, una, diciéndome en la mesa: por que no sabría hacer otra cosa mejor. Y la otra, cantando más tarde una hermosa canción: te han sitiado, corazón, y esperan tu renuncia; los únicos vencidos, corazón, son los que no luchan; no los dejes, corazón, que maten la alegría; remienda con un sueño, corazón, tus alas mal heridas...No te entregues, corazón libre, no te entregues.
Gracias, Betteo. Gracias, Celeste. Gracias, Miguel y Norma. La marea del desaliento baja, y el papel, el lápiz, el lienzo, los pinceles, la tableta y los bites, a pesar de todo aún me esperan.
Gracias, Betteo. Gracias, Celeste. Gracias, Miguel y Norma. La marea del desaliento baja, y el papel, el lápiz, el lienzo, los pinceles, la tableta y los bites, a pesar de todo aún me esperan.
