domingo, marzo 30, 2008

MÉXICO TIENE UN TESORO PROFUNDO (y nos lo quieren chingar)


ATAQUE DE ADVERBIOS

Comenzó una tarde, cuando escribía. Llegó sin avisos oportunos, sin señales de alerta, sin sirenas gramaticales. El ataque vino prontamente, sin ton ni son, sin clemencia ni piedad. Cayeron, primero, los adverbios de lugar con sus macabras señales de aquí, delante, lejos. Vinieron, inmediatamente, los de tiempo con sus inciertos hoy, mientras, nunca. Siguieron con sus inoportunos modos los bien, despacio, fácilmente. Luego los de cantidad o grado, como bastante, mucho, muy. De orden, como primeramente. De afirmación, como ; de negación, como no. De duda o dubitativos, como acaso. Mis días, desde entonces, se tornaron invariables, definitivamente invariables, largamente imparables, seductoramente ociosos, indefectibles e impredecibles. Quedaron pocos rastros aquella tarde de tinta en el papel, algunas líneas balbuceantes, apenas un bosquejo de lo que algún día seguramente será la Biblia de mis futuros creyentes, fieles y devotos lectores. Mientras tanto, me ocupa abrumadoramente, por ahora, este maldito efecto post-adverbium; y un bisbiseo egocéntrico que no cesa interiormente.

jueves, marzo 27, 2008

domingo, marzo 23, 2008

sábado, marzo 22, 2008

HAZ DE CUENTA

La culpa la tengo yo desde el día en que hice la caricatura para mofarme de ella. Y esto, aunque parezca soberbio y exagerado, es lo más cercano a estar cuerdo entre dementes. Ahora no podemos ser indiferentes a su canto de sirena. Sus once letras embaucadoras brotan de cualquier boca, a cualquier hora y latitud. La muy cabrona, la muy ubicua. Hace un año la escuché en un sicólogo, Doctor en criminología. Qué horror. Qué espanto, como dijera el canijo Chaneque. Pero hasta él la ha dicho. Nadie se salva, nadie escapa. ¿Menos nosotros dos?. Hacer de cuenta que, el haz de cuenta es una muletilla, un artificio neurolinguístico facilón, o una frase más del imaginario colectivo, me tiene, haz de cuenta estimada lectora-lector, hasta la madre.

domingo, marzo 16, 2008

sábado, marzo 15, 2008

ESPALDA BAJA

Para Celeste

La espalda baja me duele, ahí, donde inicia el abismo que divide mi piel en dos mundos. No encuentro manera de sentirme cómoda en esta precaria silla, y menos, mucho menos, en esta precaria oficina. Pero qué se le va a hacer, me gusta mi trabajo. Aunque, sería mejor para mí, y mis lumbares, que reeditaran la portada del optimismo con nuevas fuentes, nuevos estilos, sin plecas exageradas, y con mejores encuadres, en lugar de tanta pinche foto pastelera.
La mano de uno de tantos editores me extiende, uno de tantos papelitos con garabatos que debo descifrar. Ejerzo dos oficios, diseñadora gráfica, y traductora de signos, y ambos, ¡coño!, por el mismo sueldo. Abro la hoja en que deberé trabajar de manera rutinaria; no hay nada de emocionante, créanme, diseñar una página policíaca con tantas gráficas, notas mediocres, y la abundante fatalidad de la sangre.
Pero algo me llama de inmediato la atención. La fecha de la página tiene un adelanto de once días. ¿Podrán fechar bien las maquetas los de publicidad alguna vez? Carajo. Comento en voz alta el detalle con un dejo de sorna. Nadie responde. La redacción, así de pronto, luce vacía. Se cayó la red, pienso, sucede a menudo. Una algazara de gente irrumpe súbitamente por la puerta, corren hasta mí con maletines de primeros auxilios, y sin decir agua va me cubren con una sábana blanca, a la vez que un reportero que no conozco me aporrea con sus preguntas: ¿se encuentra usted bien, señorita?, ¿nombre completo, edad, ocupación, estado civil, es usted de aquí?, ¿cuál de los dos jettas conducía?, ¿no respetó usted el rojo?, ¿nos podría decir, aproximadamente, la hora de su deceso?, ¿a qué piensa dedicarse luego que su alma transmigre?, ¿cuál es su más sincera opinión acerca de la vida que le tocó vivir?...¿cree usted en Dios?.
Entro en pánico, y grito, y vaya que grito, profundamente consternada. Y cómo no hacerlo, comenta el compañero de a lado, ¡ála, esos ineptos nunca podrán hacer bien su trabajo!, ¡la culpa la tiene, también, nuestro inepto jefe! Pero tampoco es para tanto, ¿quieres algo de la tiendita?, me dice. Sí, un nuevo empleo, por favor, respondo suplicante.
La espalda baja me duele, y no me gusta que el dolor me haga ver por ventanas que no quiero.

viernes, marzo 14, 2008

jueves, marzo 13, 2008

LA MAR DE POSIBILIDADES

Me sorprendió, así de pronto, justo donde la calle termina. Su amplia y extensa presencia es, dicen, desde tiempos inmemoriales, la misma. Pero por una extraña razón, los nativos de la costa éramos incapaces de verla. Siempre sospeché del mal de las palmeras, y los mosquitos; de la propaganda gubernamental que deambula, hambrienta la muy perra, todas las noches por el puerto, y de los cafres sin licencia, asesinos de poemas sueltos al azar. No entiendo porqué la vi; dejé la virginidad tiempo atrás, y en mi rostro se dibuja el mapa de los desastres navieros; será cosa de la edad. Pero como sea, ahí estaba, acechante con sus millones de ojos rutilantes de sol, y sal.
Qué caray, me tomó tan desprevenido, sin haber desayunado siquiera una bendita taza de café; y me dolió tanto como cuando (no me crean, ya ni recuerdo) se nace por vez primera, y se nos pone en las manos un coco con el mar adentro.

martes, marzo 11, 2008

EL ESCRITOR

Para Abisué

¿Para qué salir hoy?, me digo. La despensa adolece de lo indispensable. El refrigerador es una tumba que languidece. Las palomas ya no hacen nido en el pasillo de la casa. Y mi teléfono insiste con su alarmante voz que ya es momento de echar mi cuerpo fuera. Pero no me importa, estoy bien, dentro de lo que cabe. Hace unos días dos enormes perros me saludaron, mientras compraba huevos en la esquina. La otra noche, no recuerdo si aquella del eclipse, el televisor dio media vuelta y se marchó, dando coces estertóreos. Pinche programación. Otro día, pálido del pico a la cola, entró por la ventana un ave con una carta tuya envuelta en besos que ya no me supieron igual desde aquella vez, ¿recuerdas?, que te quité las medias.
Aquí me quedaré, aunque no sepa qué hacer con la espina del deseo clavada en la piel, ni con tantas palabras acumuladas que, en algún momento, empezarán a hilvanar lo inútil que ha sido intentar escribir algo que valga la pena.

lunes, marzo 10, 2008

viernes, marzo 07, 2008

jueves, marzo 06, 2008

EL HOMBRE QUE NO PODÍA DORMIR

La tarde desparrama sus brazos de luz anaranjados sobre la piel de la ciudad. Ociosa, y plena, suspira aire fresco, levanta sin recato las cortinas de balcones, indiscreta escucha conversaciones de sobremesas, asiste sin permiso al café postrero. Su mirada, dura de sol, recorta sombras y bosqueja con ellas pinturas abigarradas de húmedo calor en muros de la bahía, y, al vaivén coreográfico de las gaviotas, dirige complacida la sinfonía de cuerpos rebosantes de tiricia verspertina.
Dejo que, sin remedio, acaricie mis párpados, abandonado al agradable sopor que nubla sutilmente la mirada. Sobre la dadivosa superficie horizontal, escucho, sin saber si el día apenas comienza en realidad, una voz vegetal, de madera, quedita y quejumbrosa decirme al oído: ¿de nueva cuenta dormirás?. Sobresaltado despierto, abruptamente con el sol justo en mi cara, un par de labios en la cabecera de la cama insisten en recordarme: ¿dormirás de nueva cuenta?...son las siete de la mañana.

La tarde desparrama sus brazos de luz anaranjados sobre la...

domingo, marzo 02, 2008

sábado, marzo 01, 2008